Te veo como cuando ayer me querías entre tus brazos
y me dabas todo ese amor que sólo tú tenías para mí,
tu pequeña niña.
De ti he aprendido todo lo que hoy me hace mujer.
Tus valores y humildad me has dado cada día,
tus palabras y compañía siempre incondicional.
Por lo que eres,
hoy quiero regalarte un poco de lo que ahora yo soy,
gracias a tantos y a ti.
Estas cortas líneas que han sabido robarme unas lágrimas,
tan normal en mí,
no se comparan con tu grandeza,
pero sabré agradecerte con mi vida, día tras día,
toda tu lucha, tu esfuerzo, tu confianza,
a ti, mi fiel amiga.
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